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Su autora Cassandra Clare, cuyo verdadero nombre es Judit Rumelt nació el 27 de julio de 1973 en Teherán, Irán. Hija de padres estadounidenses vivió en diferentes países durante su infancia, Suiza, Inglaterra y Francia, para finalmente afincarse en Estados Unidos donde trabajó en varias revistas de entretenimiento antes de empezar a escribir el primer libro de su saga Cazadores de Sombras.
Antes de comenzar esta saga, Clare era conocida como fanfiction (término que hace referencia a relatos escritos por los fans de una película, novela, programa de televisión, videojuego… En estos relatos se utilizan los personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original o de creación propia del autor fanfic desarrollando nuevos papeles para estos). En concreto Cassandra Clare escribió La trilogía de Draco, que trata sobre una biografía del personaje ficticio de Draco Malfoy (perteneciente a la saga de Harry Potter) y también El diario muy secreto, basada en una historia del Señor de los Anillos. Hay que destacar que debido a alguno de estos relatos ha sido acusada de plagio.
El primer libro de “Cazadores de sombras. La ciudad de Hueso” es una novela juvenil/infantil de género fantástico. Sinopsis “En el Pandemonium, la discoteca de moda de Nueva York, Clary sigue a un atractivo chico de pelo azul hasta que presencia su muerte a manos de tres jóvenes cubiertos de extraños tatuajes. Desde esa noche, su destino se une al de esos tres cazadores de sombras, guerreros dedicados a liberar a la tierra de demonios y, sobre todo, al de Jace, un chico con aspecto de ángel y tendencia a actuar como un idiota…”
Se trata de una novela de ritmo lento, aunque esto no significa que la novela sea aburrida. No son de las típicas que te enganchan y no puedes soltarlas hasta el final pero tampoco de las que dejas de leer a las tres páginas.
La historia es poco original y en algunas ocasiones bastante predecible y un poco absurda en determinados momentos en los que el lector tiene ya una sospecha bastante cierta sobre lo que está ocurriendo y, sin embargo, los personajes no parecen darse cuenta de nada. He de decir que no me han gustado los personajes, me parecen planos y además no se comportan conforme a la personalidad que la autora ha querido darles. El caso a mi parecer más grave es el de la protagonista. Supuestamente se da a entender que ha cambiado mucho desde el principio de la aventura hasta el final dicho por uno de los personajes en concreto Jace, el coprotagonista. Sin embargo, a lo largo de la novela ella ni cambia ni sufre, lo que creo que hubiera sido muy interesante y hubiera dado profundidad al personaje. Tal vez si hubiera sufrido una crisis de identidad al enterarse de la verdad la novela hubiera dado un giro interesante.

“El hombre que perseguía al tiempo” de Diane Setterfield
Diane Setterfield es una escritora inglesa que, aficionada a la lectura desde pequeña decidió estudiar literatura francesa en la Universidad de Bristol, especializándose en literatura francesa del siglo XX. En 2006 escribió su primera obra por la que es más conocida, “El cuento número trece. Fue un Best-seller y llegó a ser número uno en la lista de los más vendidos según el New York Times aunque, por otra parte, tardó cinco años en terminarlo.
Este libro, con un trasfondo existencialista, relata la vida de William Bellman, un chico diez llamado a hacer grandes cosas pero a quien un incidente del pasado le marcará para siempre. Con tan solo diez años y estando junto a sus amigos mató con un tirachinas a un cuervo que se encontraba a gran distancia. Para sus amigos fue una gran proeza, a él le hubiese gustado parar el tiempo. Tras esto empezará a encontrarse con un caballero vestido de negro en eventos trágicos y gracias a él se le ocurrirá la idea crear una tienda de artículos fúnebres que resultará ser todo un éxito.
Tras una trama tan simple se encuentra una historia llena de enseñanzas. William trata de echar un pulso al tiempo, tratando de adelantarse, multiplicar las acciones que puede hacer en una hora, incluso, en un punto de la obra llega a afirmar “Jamás dejes que el tiempo te domine- le decía Bellman a Verney cuando éste le preguntaba cómo lo lograba- El tiempo hace lo único que sabe hacer, no puede actuar de otra manera. Si quieres hacer algo, debes perseguir al tiempo”. En realidad, el personaje se convierte en un adicto al trabajo por una sola razón, no pensar en lo que hay a su alrededor, en lo que la vida supone y, por supuesto, no recordar el pasado. El personaje de William cautiva desde la primera página, un chico que tiene toda la vida por delante, listo, apasionado y con mucha iniciativa, un chico que puede conseguir todo lo que quiera y que, sin embargo, no es capaz de disfrutar de la vida.
Me ha gustado mucho la introducción de ese caballero vestido de negro que solo aparece en los peores momentos. Es un personaje misterioso, un hilo conductor que te hace querer más para saber de quién se trata, pues, misteriosamente, parece ser que solo él lo ve y, si embargo, no es capaz de describirlo más que vagamente. Otro elemento de misterio muy potente es el que se recoge alrededor del hecho de la muerte del cuervo. Todos los chicos que estuvieron allí lo recuerdan de la misma manera “un tirachinas perfecto disparó una piedra que trazó una parábola perfecta, cruzó el cielo y derribó a un pájaro negro perfecto cuya negrura albergaba destellos púrpura, amatista y azul”. Y el misterio se intensifica cuando todos los personajes que estuvieron con William aquel día van muriendo poco a poco.
Otra característica muy especial de este libro es la intercalación de capítulos en los que habla sobre los cuervos, al principio parece que no tienen que ver absolutamente nada con la trama, pero al final todo cobra sentido de una forma que ninguno de vosotros os podéis imaginar y que os animo a descubrir por vosotros mismos.