“El hombre que perseguía al tiempo” de Diane Setterfield
Diane Setterfield es una escritora inglesa que, aficionada a la lectura desde pequeña decidió estudiar literatura francesa en la Universidad de Bristol, especializándose en literatura francesa del siglo XX. En 2006 escribió su primera obra por la que es más conocida, “El cuento número trece. Fue un Best-seller y llegó a ser número uno en la lista de los más vendidos según el New York Times aunque, por otra parte, tardó cinco años en terminarlo.
Este libro, con un trasfondo existencialista, relata la vida de William Bellman, un chico diez llamado a hacer grandes cosas pero a quien un incidente del pasado le marcará para siempre. Con tan solo diez años y estando junto a sus amigos mató con un tirachinas a un cuervo que se encontraba a gran distancia. Para sus amigos fue una gran proeza, a él le hubiese gustado parar el tiempo. Tras esto empezará a encontrarse con un caballero vestido de negro en eventos trágicos y gracias a él se le ocurrirá la idea crear una tienda de artículos fúnebres que resultará ser todo un éxito.
Tras una trama tan simple se encuentra una historia llena de enseñanzas. William trata de echar un pulso al tiempo, tratando de adelantarse, multiplicar las acciones que puede hacer en una hora, incluso, en un punto de la obra llega a afirmar “Jamás dejes que el tiempo te domine- le decía Bellman a Verney cuando éste le preguntaba cómo lo lograba- El tiempo hace lo único que sabe hacer, no puede actuar de otra manera. Si quieres hacer algo, debes perseguir al tiempo”. En realidad, el personaje se convierte en un adicto al trabajo por una sola razón, no pensar en lo que hay a su alrededor, en lo que la vida supone y, por supuesto, no recordar el pasado. El personaje de William cautiva desde la primera página, un chico que tiene toda la vida por delante, listo, apasionado y con mucha iniciativa, un chico que puede conseguir todo lo que quiera y que, sin embargo, no es capaz de disfrutar de la vida.
Me ha gustado mucho la introducción de ese caballero vestido de negro que solo aparece en los peores momentos. Es un personaje misterioso, un hilo conductor que te hace querer más para saber de quién se trata, pues, misteriosamente, parece ser que solo él lo ve y, si embargo, no es capaz de describirlo más que vagamente. Otro elemento de misterio muy potente es el que se recoge alrededor del hecho de la muerte del cuervo. Todos los chicos que estuvieron allí lo recuerdan de la misma manera “un tirachinas perfecto disparó una piedra que trazó una parábola perfecta, cruzó el cielo y derribó a un pájaro negro perfecto cuya negrura albergaba destellos púrpura, amatista y azul”. Y el misterio se intensifica cuando todos los personajes que estuvieron con William aquel día van muriendo poco a poco.
Otra característica muy especial de este libro es la intercalación de capítulos en los que habla sobre los cuervos, al principio parece que no tienen que ver absolutamente nada con la trama, pero al final todo cobra sentido de una forma que ninguno de vosotros os podéis imaginar y que os animo a descubrir por vosotros mismos.