Primera lectura de Abril

¿Qué estoy a punto de empezar a leer?

Pues con una novela que estaba deseando tener en mis manos. Sentenciado: Metamorfosis (Parte 1) de J. Gragera. Es la segunda novela de la saga Sentenciado que recomiendo a todos aquellos a los que les gusten las historias de zombies. A mí la primera parte me encantó y estoy segura de que Metamorfosis no va a decepcionarme. Aquí os dejo la sinopsis a ver si os pica el gusanillo de saber un poco más de esta saga 😉

Sinopsis

Después de que los muertos arrasasen el planeta, las expectativas para los vivos no mejoran. Además de cargar con sus demonios, enfrentarse a sus decisiones pasadas y lidiar con sus enemigos, los supervivientes deben hacer frente a una nueva amenaza: el virus está mutando, haciéndose más peligroso. Pero no será lo único que se transforme. El invierno se acerca, los víveres se acaban y cuando el umbral del sufrimiento se desborda, las personas se ven obligadas a cambiar. En un mundo terrible, en el que prima la supervivencia, es necesario sacrificar una parte de nosotros mismos para seguir adelante. ¿Puedes soportar la metamorfosis?

¿A qué pinta muy bien?

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¿Existen las musas?

¿Inspiración o trabajo duro?

Para mí existe el trabajo duro, no la inspiración. Aunque por supuesto hay muchas cosas que me inspiran no espero momentos de inspiración para escribir. Cuando empecé era porque no podía darme ese capricho. Si encontraba una horilla para escribir tenía que aprovecharla fuera como fuese y cuando fuese. Ahora porque mi día a día está totalmente planificado y tengo unas horas por la mañana y algunas de la tarde reservadas para escribir.

Seguramente haya alguno escritores que estén leyendo esto y se estén llevando las manos a la cabeza porque ellos trabajan por «inspiración». Yo os aseguro que seríais mucho más productivos si os organizaseis el día y reserváis un equis tiempo cada día para escribir. Al principio cuesta, sí, y a lo mejor os tiráis toda una hora tirándoos de los pelos pero poco a poco os iréis acostumbrando y os resultará más fácil. Además, no debéis olvidar que lo primero que se hace de una novela es un boceto que al terminarlo se debe pulir hasta dejarlo perfecto. No tratéis de buscar la perfección en una primera escritura, es mejor que escribáis todo lo que se os pasa por la cabeza y ya cuando lo releáis lo iréis cambiando y mejorando.

Me gustaría aclarar que sí, efectivamente, hay ocasiones en las que nos es más complicado escribir, pero os aseguro que no tiene nada que ver con la «inspiración». El estado físico y psicológico de cada uno de nosotros influye mucho pero insisto, no tiene que ver con la inspiración. Lógicamente si no estamos bien de salud suele ser más complicado el estar concentrado en cualquier actividad e igualmente si emocionalmente no estamos bien es posible que lo que menos nos apetezca es ponernos a escribir o hacer cualquier otra cosa.

Estoy segura de que habrá muchos autores que no estarán de acuerdo conmigo, pero de verdad os animo a hacer la prueba. Ya veréis como en unos días no os cuesta tanto el sentaros y poneros a escribir casi instantánteamente.

¿Vosotros de qué sois de inspiración o constancia y planificación?

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El amor

 ¿Creéis en el amor para toda la vida?


Si me hubierais preguntado hace unos diez años, os habría dicho que no. A pesar de los años que llevan mis padres juntos, de que siempre todo apuntaba a que podía existir esa media naranja, yo siempre lo había dudado.  Para mí era algo finito o algo que iba mudado su forma a lo largo del tiempo.

No fue hasta hace unos años que me di cuenta de que para algunas personas sí existe el amor para toda la vida. Cada persona ama de una forma y de forma diferente a cada persona y yo fui testigo de un amor verdadero, de esos que duran toda la vida y que incluso perduran más allá de la muerte.

No sé cómo se conocieron mis abuelos, cómo fue su historia de amor en los primeros años, ni sus altibajos, pero sí sé que el amor de mi abuela era de los que duraba toda la vida. Por desgracia mi abuelo falleció a los cincuenta y pocos debido a un ataque al corazón. No era el primero que sufría pero sí fue el último. Aquel día lo recuerdo y lo recordaré como uno de los más tristes de mi vida. Para mí mi abuelo había sido todo en los pocos años que formó parte de mi vida. Fue mi amigo, mi compañero de juegos, mi protector, mi todo. Creo que no he sentido un dolor tan profundo jamás en mi vida, para mí fue como si me quitasen un trozo del corazón, apenas podía respirar. Lloré, lloré muchísimo y es curioso pero aún hoy cuando pienso en él una lágrima se escapa de mis ojos. Mi abuela estaba serena, tal vez demasiado y es que nunca fue de mostrar ciertos sentimientos pero ahora estoy segura de que ella lloró más que yo.

Pasaron los años y con la edad mi abuela comenzó a padecer principios de demencia degenerativa. Tuvimos que ingresarla en una pequeña residencia muy cerca de donde vivíamos e íbamos todos los días a verla. Allí mi madre y yo hicimos muchas amigas, aunque algunas no nos reconocían de un día para otro y otras nos confundían con otras personas, pero ellas eran nuestras abuelitas y actuaban como tal. Recuerdo un día que fui sola y en cuanto empezó a anochecer no hacían más que decirme que me fuera antes de que oscureciera para que no me pasara nada por ahí fuera de noche. El caso es que mi abuela sufría alucinaciones, por fortuna siempre eran agradables tipo que había estado en la televisión bailando (porque a mi abuela le encantaba bailar y reír), o de paseo con sus compañeras por Madrid, o incluso viajando en el metro…

Cuando estábamos con ella solía estar siempre lúcida pero en invierno se resfrió y tuvieron que recetarle antibiótico. El día que tuve esta revelación sobre el amor mi abuela estaba como ida. Según nos dijeron las enfermeras el antibiótico tenía ese efecto sobre las personas con la enfermedad de mi abuela. La cuestión es que estando allí, charlando con sus compañeras de repente mi abuela empezó a hablar mientras mantenía la vista fija en el vacío. Nos decía que veía un río y que en el río había un hombre muy guapo, muy guapo y que todo aquello era muy bonito. Entonces empezó a ponerse muy nerviosa y comenzó a decir llorando «¡Ay, es mi maridito, es mi maridito y se está hundiendo!» Después se calmó, dejó de hablar y siguió mirando al vacío. Mi madre y yo nos echamos a llorar. A mi abuelo lo habíamos incinerado, y tal y como era su voluntad habíamos tirado sus cenizas en su río favorito…

Mi abuela nunca nos dijo lo que sufría, nunca lloró delante de nosotras, pero después de aquel episodio yo estuve segura de una cosa y era de que mi abuela amó a mi abuelo hasta el día en que esta exhaló su último aliento.

¿Y vosotros? ¿Qué pensáis del amor?

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