Mucha gente me pregunta qué hago para escribir, de dónde saco la inspiración, si es que tal cosa existe, y cómo soy capaz de imaginar otros mundos, otras vidas. La respuesta… ni yo misma la sé, lo único que sé es que en ocasiones con solo mirar un balcón abandonado de unos pisos, un local a rebosar de gente, una noticia en el periódico, algo en mi cabeza hace clic y comienza a imaginar. A veces me pregunto cuál será la triste historia de ese balcón, la clave del éxito del local y cómo es posible que a veces la relidad supere a cualquier cosa que yo pueda imaginar.
Cuando me siento frente a mi ordenador a escribir todo desaparece y solo estoy yo y el mundo que estoy creando, aunque en muchas ocasiones se crea a sí mismo y yo soy una mera notaria de todo lo que ocurre en él. Aunque parezca absurdo, es así, pues todo tiene una lógica y si fuera en contra de ella el lector perdería el interés por la obra. Al escribir un libro no todo vale, hay normas, normas que inconscientemente los propios escritores creamos según vamos escribiendo.